Patio de los
Arrayanes, en una fría mañana... ¡de junio! en la Alhambra. Vaciándose la gran alberca...
Tiempo para charlar con el encargado de cuadrillas, Félix Garrido, mientras los
peces van perdiendo su elemento vital. ¡Qué sabiduría del lugar tiene este
hombre!. Me cuenta una historia que no tiene desperdicio...
Este señor
lleva encima la experiencia de 30 años limpiando albercas y acequias para el
monumento rojo. Uno de sus primeros encargos de tan noble trabajo de acequiero
fue el de medir la planta del famoso Aljibe de la Lluvia (quien se haya asomado
adentro sabrá que la bajada no es tan fácil)... Pues allí que había un gitano
en la zona mirando, y este le dijo, “te
doy trescientas pesetas si te metes dentro y me mides el aljibe”...
- Ah nooo!...,
le responde el gitano. - que ahí dentro hay “lagartos con alas”.
Total, que
se nos queda nuestro hombre sin colaboración, y que debe “enfangarse” (literalmente)
él mismo... Cuerda a la cintura... y adentro. Y lo que atisba a ver en la
oscuridad del interior, en sus palabras, eran: “lagartos plateados como peces, con
cola larga con aletas... que salían disparados al acercarme”... O sea, larvas
de gallipatos. Al medir y limpiar la alberca y esparcirlo el fango depositado
durante años por el olivar cercano, me describe lo que con total seguridad eran
gallipatos, esos curiosos tritones mediterráneos que aquí casi idolatramos. Una
población (actualmente desaparecida) que creíamos fruto de una introducción muy
reciente, y de la que ahora sabemos que siempre fue natural... una población
relicta de un urodelo en el área del monumento nazarí.
En otras
palabras, que en las aguas vivas de la Alhambra realmente hubo (y hasta no hace
tanto) seres mitológicos: duendes, hadas, xanes, ninfas, pléyades o como quiera
el imaginario popular llamarlos... como plateados lagartos con alas.
El gallipato es el protagonista del artículo, no sería raro que aún quedasen algunos ejemplares dada la longevidad de la especie. |
Para saber
más sobre el aljibe de la Lluvia (o “de las Lluvias”), un monumento nazarí del
s. X (ahora que cumplimos el milenio del Reino de Taifa de Granada):
Los aljibes
son las estructuras hidráulicas más frecuentes en la Granada nazarí. El aljibe
de la Lluvia, un elemento hidrológico nazarí enclavado en el Cerro del Sol
(actualmente forma parte del Parque Periurbano Dehesa del Generalife, y antes
de 1995, a los montes del antiguo ICONA, con el nombre de “Parque de Invierno”),
permanece ligado al paisaje de la Alhambra, junto con otras zonas arqueológicas cercanas, como la alberca
Rota y los cercanos Pozos Altos (sin conexión conocida con ellos), una gran
alberca en el cerro de Dar Al Arusa, y otra gran alberca abierta llamada
“Albercón del Negro”, cerca del actual cementerio.
El Albercón del Negro mantiene una pequeña población de sapo común los años lluviosos. |
Su peculiar
bóveda, que sobresale del terreno (dos tercios de su estructura es
subterránea), forma parte de su singularidad, siendo uno de los elementos más
conocidos por los granadinos que, de tránsito por la zona, toman un descanso en
la vaguada donde se enclava. El aljibe es de planta cuadrada (7’7 m de lado),
construido de tapial con ladrillo y argamasa. El interior
se divide en tres naves de 2'20 m de ancho, con bóvedas de cañón apuntado, y de rincón de claustro en los ángulos, que enmarcan un
espacio central cubierto por una bóveda baída en la que existe un receptáculo
central por donde penetraba el agua y tenía dos antiguas entradas de agua en el
muro opuesto a la actual entrada, más amplia, de apertura posterior.
El aljibe recogía
las aguas de escorrentía de origen pluvial y probablemente también se llenase a
partir de surgencias desde las capas freáticas (algo con mucho más sentido
desde el punto de vista de un anfibio). Su ubicación en una cota alta (930
msnm) le permitía enviar sus aguas a otras zonas de demanda; entre ellas, el
Generalife y la Alhambra. De sus usos, se sabe que tuvo uno ganadero durante el
s. XIV, también, como posible aljibe de abastecimiento para los destacamentos
militares (aunque no se conservan ruinas de estas fortificaciones en la zona), o
para los viajeros de la zona, a modo de fuente, o pilar, y que era una de las
muchas obras de ingeniería hidráulica que llevaban agua a los palacetes
nazaríes están en pie. También se apunta su aprovechamiento como reserva en
época de sequía. Actualmente el aljibe aún recoge agua (no así la alberca
asociada que tiene a continuación –donde también fueron vistos gallipatos hasta
2003-), y mantiene un uso como reserva de agua para emergencias como
reabastecimiento de los dispositivos en los incendios forestales.
Sobre su
agua, se dice que “era muy apreciada en la ciudad al estimarse que poseía
propiedades curativas” (... ¡aunque vivieran gallipatos en ella!).
Links imágenes:
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Bibliografía:
- La Alhambra y el Generalife. Guía oficial. 2010. Patronato de la
Alhambra y el Generalife.
Agradecimientos:
Félix Garrido, Luis Javier Fernández Cardenete.
Texto: Juan Ramón Fernández Cardenete.
Fotos: Javier Benavides.
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