martes, 10 de julio de 2012

POBLACIONES SUBURBANAS DE ANFIBIOS AMENAZADOS



En mayo de 2011 publicamos una entrada en este blog relativa a nuevas poblaciones conocidas de una especie cada vez más escasa en el sudeste peninsular, el Sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae). Habían sido halladas en el área de influencia del núcleo urbano de Granada, en el municipio de Cenes de la Vega, por un lado, y en el valle del río Darro, dentro ya del término de Granada, habiendo permanecido hasta entonces en el más absoluto ostracismo. Casi un año más tarde, con motivo de unos censos de anfibios dentro del programa de voluntariado sobre seguimiento de herpetos en el que participamos (el programa SARE) fuimos a controlar los puntos donde reproduce esa especie. Las pasadas últimas noches de lluvias han venido también este año justo como lo que son, agua de mayo. A pesar de que por desgracia para algunas especies han llegado algo tardías las ansiadas lluvias, en general las noches húmedas primaverales han permitido a los anfibios retomar su actividad, y a nosotros, nuestro trabajo de campo.
En ocasiones ha de haber una campaña de voluntariado o un proyecto de investigación para animar a la gente a salir de noche a buscar anfibios en zonas poco conocidas. Tal es el caso que nos aconteció la pasada noche del 6 de mayo. En compañía de nuestra amiga Bea Nieto, regresando de muestrear uno de nuestros puntos de anfibios llevamos a cabo un descubrimiento de lo más interesante. Aparte de confirmar el buen estado de la población de pintojos del curso bajo del Darro, dimos, para nuestra sorpresa, con una nueva (y cercana) población del hoy día gravemente amenazado Sapo partero bético (Alytes dickhilleni), distante en más de 6 km lineales (y cruzando varios barrancos) de la localidad previa conocida más próxima a la ciudad, la de una acequia de Víznar. El descubrimiento a altas horas de la noche de un macho adulto cantando en un camino fue la guinda para una excelente “noche anfibia”. El ejemplar visto estaba acompañado en el ambiente por un coro de, como mínimo, otros dos machos más, con su característico ‘pi’, más sordo y aflautado que el del autillo común, con el que suele confundirse.
 
Macho de sapo partero bético activo por la noche en un camino en las cercanías de Granada (Foto: Juan R. Fernández-Cardenete)
Estos anfibios son “endemismos locales”, muchos de ellos considerados además especies amenazadas (el sapo partero bético es uno de los 100 vertebrados más amenazados del planeta), e incluidos en la normativa jurídica europea, la Directiva Hábitats, y en su trasposición a la legislación española en materia de protección ambiental, la ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, de 2007. Mundialmente, el sapo partero bético está considerado como especie Vulnerable (lista roja de la UICN, vers. 2011.2), por ocupar su distribución una superficie menor que 2.000 km2, estar severamente fragmentada, por la extensión reducida y calidad prístina de sus hábitats, así como por el número de subpoblaciones. La especie consta además en los Catálogos español y andaluz de Especies Amenazadas, recientemente revisados (2011 y 2012, respectivamente). Se encuentra amenazado a nivel mundial entre otras causas, por una nueva enfermedad emergente, una pasasitosis causada por hongos quitridios que acaban con gran efectividad con poblaciones completas.
Estas observaciones, notas de alegría para los que aún somos sensibles a estos pequeños duendes del agua, rememoran en el recuerdo de siglos atrás, en la época nazarí (y quizá hasta no hace muchos años) que anfibios hoy día amenazados como este pequeño sapo, o las desaparecidas salamandras, tritones y gallipatos, pulularon por las huertas y acequias de los por entonces arrabales de la judería granadina del Realejo y el barrio del Albaicín, que tomaban el agua de este cauce a través de las acequias Gorda y la de Aynadamar. Una ilustración histórica aparecida en la magnífica guía oficial de la Alhambra y el Generalife (2010) pone de manifiesto la presencia de estas especies. 
 
Grabado de 1623 del valle del Darro a su paso por los palacios y alcazaba de la Alhambra. Se aprecia en una bandeja varios animales considerados como “venenosos” de la época (Fuente: Bermúdez-López et al., 2010).

 
  La preservación de estos últimos reductos de especies amenazadas increíblemente bien conservados en parajes aún idílicos pese a la cercanía a la ciudad de Granada, se torna una responsabilidad de todos, y como el conocimiento implica responsabilidad, ahora de la nuestra. Proyectos como el cierre norte de la circunvalación de Granada atravesando el valle del Darro, o los de ubicar en la zona de Jesús del Valle campos de golf y otras infraestructuras pondrían sin duda en peligro a estas poblaciones que aún resisten el paso de los años y las épocas de desarrollismo pasadas y recientes. Actualmente perviven las últimas reminiscencias de un pasado de esplendor que esperemos no olvidar nunca. Valga este pequeño aporte en nuestro empeño.
Bibliografía
Bermúdez López, Jesús y otros: La Alhambra y el Generalife, Guía Oficial. TF Editores, 2010. ISBN 978-84-86827-28-1
Pd. De ambas poblaciones se ha redactado y enviado sendos informes exhaustivos a las autoridades ambientales competentes en materia de gestión territorial y protección de la biodiversidad.

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Autor Texto y Fotos : Juan Ramón Fernández Cardenete