El pasado mes de diciembre de 2011 nos dejo Carlos Pérez de la Peña, su oficio era el de carnicero pero su afición desde niño fue la entomología, de carácter optimista y de conversación amena, nos transmitía su entusiasmo contándonos los encuentros con los distintos insectos que se cruzaban en sus salidas campestres desde su infancia en Tanger a su Sierra de la Cabra que tanto conocía.
Carlos observando un abrevadero con sapo partero bético en la Sierra de las Albuñuelas |
La última vez que nos acompañó fue en una salida nocturna para observar insectos en trampas de luz.
Él representaba a tantos aficionados a la naturaleza con trabajos que nada tienen que ver con sus inquietudes y motivaciones y que aprovechan los ratos libres para disfrutar de lo que nuestros campos nos ofrecen, son naturalistas que atesoran experiencias muy dignas de ser compartidas.
A partir de ahora, cada vez que observemos un insecto, nos faltará ese comentario de Carlos con el que nos enriquecía el momento.