Lavaderos de la Reina, Sierra Nevada. |
Muchos insectos son atrapados por las turbulencias atmosféricas en altas montañas, y se depositan luego en cotas muy superior a las que de forma autónoma tenderían a ocupar; enseguida nos viene a la mente esas concentraciones de mariquitas y otros insectos voladores ocultos en fisuras de rocas o caídos en neveros de Sierra Nevada, auténticas despensas naturales para las aves insectívoras del estrato superior, collalbas, colirrojos y acentores. Esa masa ingente de insectos navegando a merced de las corrientes ha sido denominada, en sinonimia con el otro gran azul, “plancton aéreo”, y supone una parte indispensable de la alimentación de los insectívoros que surcan nuestros cielos.
El caso que nos ocupa no parece sin embargo ocupar un puesto en este elenco de fauna “fuera de lugar”, a pesar de la escasez de sus observaciones en altitud. Se trata de un macho de “libélula flecha” (Libellula depressa), anisóptero de tamaño medio y potente vuelo, observado hace pocos días en la toma de una acequia de alta montaña, en un paraje idílico de Sierra Nevada, los Lavaderos de la Reina, a 2.400 msnm. Pues ahí estaba la libélula, perchada en un junquillo, imagino que defendiendo su parcela y esperando el vuelo cercano de una hembra o de una posible presa.
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