sábado, 16 de abril de 2011

ALGUIEN TENIA QUE HACERLO

Hace unos meses, después del verano, visitamos una alberca que hay en un parque natural granadino, para ver el estado de una población de sapo partero bético (Alytes dickhilleni) , una especie protegida en situación de vulnerable, el lugar tenía agua hasta el borde, además presentaba una gran calidad, había un fondo de algas y lo mas importante: mantenía un número importante de larvas de sapo partero, pero también se movían entre las algas unas figuras naranjas, alguien había echado unos carpines dorados (Carassius auratus), esos que se ven en los estanques de los parques y que dan una bonita nota de color, pero aquí resultaron ser el peor depredador que los anfibios podían tener.
Los sapos parteros, una vez realizan el amplexo, transportan los huevos durante varios días, cuidan la puesta manteniéndola húmeda, hasta que llega el momento de la eclosión y los depositan en un punto de agua fresca y limpia, esa labor la realizan los machos, en esta alberca había unos peces esperando el festín, de hecho, hace unos días nos acercamos de nuevo a la alberca y apenas se veían renacuajos, sí estaban los cinco peces que vimos la primera vez, pero esta vez estábamos preparados, después de un par de horas ,no sin esfuerzo, los conseguimos sacar y ahora viven en la fuente de un pueblo de la periferia de Granada.
Hasta aquí, mas o menos hay un final feliz, lo chocante es que después de la primera visita, comunicamos a la Administración la existencia de esos elementos alóctonos que ponían en peligro a esta especie vulnerable, y han dado pie a que no se haya producido reproducción este año, perdiéndose numerosos ejemplares. Solo un par de horas de trabajo contra un número de ejemplares significativo. ¿será que en el subconsciente aun mantienen la aversión ancestral que tanto daño ha hecho a nuestros herpetos? Esperemos que el nivel cultural de nuestros protectores de la naturaleza esté a la altura de otros países civilizados.

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