La vida de los anfibios
que viven en charcas temporales es una carrera contra reloj. Así ocurre en la sierra de Loja, al oeste de la provincia de Granada, donde sapos de espuelas (Pelobates
cultripes) y gallipatos (Pleurodeles waltl) se reproducen en charcas
ganaderas de duración limitada. Algunos años hemos tenido que rescatar muchas larvas de estas especies que se hacinaban en minúsculos charcos a punto de
desaparecer, y que sobrevivían devorándose entre sí.
|
Sierra de Loja |
Hace unos días
subimos de nuevo a la sierra. Sabíamos que íbamos tarde, pero teníamos la
esperanza de llegar a tiempo. La primera charca tenía poca agua, pero suficiente para garantizar que las larvas de ambas especies pudieran
completar su desarrollo.
|
La primera charca aún tenía agua |
|
Larvas de sapo de espuelas capturadas guardando las medidas higiénicas necesarias |
Con las siguientes tres charcas llegó lo que nos temíamos. Estaban totalmente secas y en su fondo agrietado se agolpaban los cuerpecillos momificados de centenares de
larvas de sapo de espuelas y de algunos gallipatos. El verano se les había echado encima, y más este verano especialmente caluroso.
|
La segunda charca estaba seca |
|
Cientos de cadáveres de larvas de sapo de espuelas |
|
Los cuerpos secos de dos jóvenes gallipatos |
|
Otra charca seca |
|
Más y más larvas muertas de sapo de espuelas |
Es cierto que
estamos en el sureste árido de la península ibérica y que esa temporalidad del agua es
también un factor selectivo de evolución en estas poblaciones, pero eso no
consuela cuando el sapo de espuelas es cada vez más escaso en la provincia no por la escasez de agua, sino por la continua destrucción de sus lugares de cría.
Nos fuimos bastante jodidos por no
haber llegado a tiempo, pero con el propósito de adelantar la visita el año que viene para evitar otro
desastre.
|
Sapo de espuelas (foto de archivo) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario