jueves, 4 de agosto de 2022

Llegamos tarde

La vida de los anfibios que viven en charcas temporales es una carrera contra reloj. Así ocurre en la sierra de Loja, al oeste de la provincia de Granada, donde sapos de espuelas (Pelobates cultripes) y gallipatos (Pleurodeles waltl) se reproducen en charcas ganaderas de duración limitada. Algunos años hemos tenido que rescatar muchas larvas de estas especies que se hacinaban en minúsculos charcos a punto de desaparecer, y que sobrevivían devorándose entre sí.

 

Sierra de Loja

Hace unos días subimos de nuevo a la sierra. Sabíamos que íbamos tarde, pero teníamos la esperanza de llegar a tiempo. La primera charca tenía poca agua, pero suficiente para garantizar que las larvas de ambas especies pudieran completar su desarrollo.

 

La primera charca aún tenía agua


Larvas de sapo de espuelas capturadas guardando las medidas higiénicas necesarias 

Con las siguientes tres charcas llegó lo que nos temíamos. Estaban totalmente secas y en su fondo agrietado se agolpaban los cuerpecillos momificados de centenares de larvas de sapo de espuelas y de algunos gallipatos. El verano se les había echado encima, y más este verano especialmente caluroso.

 

La segunda charca estaba seca

Cientos de cadáveres de larvas de sapo de espuelas

Los cuerpos secos de dos jóvenes gallipatos

Otra charca seca

Más y más larvas muertas de sapo de espuelas

 

Es cierto que estamos en el sureste árido de la península ibérica y que esa temporalidad del agua es también un factor selectivo de evolución en estas poblaciones, pero eso no consuela cuando el sapo de espuelas es cada vez más escaso en la provincia no por la escasez de agua, sino por la continua destrucción de sus lugares de cría. 

Nos fuimos bastante jodidos por no haber llegado a tiempo, pero con el propósito de adelantar la visita el año que viene para evitar otro desastre.


Sapo de espuelas (foto de archivo)


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