La Laguna de Arenales (t.m. Albolote), anteriormente denominada "Laguna
del Pozuelo", de mucha mayor extensión que la actual, supuso un humedal de
gran interés para multitud de fauna acuática que en el pasado, sobre todo por
sus aves acuáticas y esteparias, tuvo por ello, como lugar de peregrinación durante la
segunda mitad del s. XIX y todo el XX a toda una pléyade de naturalistas
europeos y españoles.
Empezó su debacle como ecosistema palustre con la construcción del centro
penitenciario actual. El depósito allí de los escombros de esta gran obra, la
posterior derivación de las aguas negras no depuradas de la prisión, y, sobre
todo, la puesta en regadío del olivar en el que se integra parcialmente, dejó
sentir estos efectos en los seres más sensibles de la zona, los anfibios.
La Asociación Herpetológica Granadina, ha llevado
un seguimiento de la laguna desde los años 90 del s.XX, hasta la actualidad,
detectando en 2009, de la mano de José Luís Esteban, la presencia por vez primera
del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), uno de los
invasores potenciales de mayor influencia en la degradación ecológica de un
humedal continental. Igualmente afectada se encuentra la acequia de arenales, una
de las posibles vías de introducción de esta especie en la laguna.
En este lugar se reprodujeron hasta los años 90 del s.XX
hasta nueve especies de anfibios. Fue perdiendo progresivamente las poblaciones
completas de ranita meridional
(Hyla meridionalis) y sapillo moteado ibérico (Pelodytes ibericus).
Otras especies, como el tritón pigmeo (Triturus pygmaeus), el gallipato
(Pleurodeles waltl) y el sapo de espuelas (Pelobates cultripes)
mantienen probablemente poblaciones no reproductoras en la actualidad.
En muestreos recientes mediante buceo no se han
encontrado larvas de ninguna especie de anfibio, tan sólo cientos de cangrejos y algunas culebras viperinas
(Natrix maura). En la orilla fueron observados algunos ejemplares de rana común
(Pelophylax perezi), la especie más resistente a la presencia del decápodo
invasor.
Ante la falta de otras medidas, la AHG en colaboración con la Asociación Herpetológica
Murciana (AHEMUR), realizará capturas de esta especie invasora mediante las
nasas donadas por esta última asociación, con el fin de tratar de controlar la población
invasora.
Con la remota esperanza de que un episodio especialmente agudo de sequía
mediterránea, dé al traste con la presencia de este crustáceo, nos dedicaremos
a conservar los pocos humedales con poblaciones reproductoras de más de cuatro
especies en la provincia de granada, algo que cada vez es más difícil de encontrar.
Si la gente supiese el daño que hace, tal vez no lo haría.
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